jueves, 19 de marzo de 2009

Noche de neblina para Cuba, pero el sol brilla en el Oriente

Foto tomada de blogs.ya.com

El miércoles, en la parte alta de la cuarta entrada Japón tenía corredores en segunda y tercera base con dos outs. Michihiro Ogasawara bateó un elevado hacia el jardinero cubano Yoennis Céspedes, quien parecía tener el control de la pelota, pero perdió la mirada sobre ella y no la pudo controlar. Los asiáticos se pusieron 2-0 y de ahí en adelante solo requirieron de los sensacionales brazos del abridor Hisashi Iwakuma y del relevista Toshiya Sugiuchi, además de anotar tres carreras más, para dejar el marcador 5-0 y asegurar su presencia en las semifinales del Clásico Mundial de Béisbol y eliminar a Cuba.

Cuba se despidió muy temprano del certamen. Según estadísticas del Clásico, esta es la primera vez desde 1951 que una novena cubana se queda por fuera de las finales de uno de los cuatros 'grandes' certámenes mundiales (Copa Mundo, Copa Interncontintal, Olímpicos y Clásico). En ese año, finalizó tercera en la Copa Mundo en Puerto Rico.

Sobre el Petco Park de San Diego, en el momento de la dolorosa jugada de Céspedes, no solo cayó una manta de neblina, también un baldado de agua helada, no fría, a la historia del béisbol cubano. En la banca parecían incrédulos con lo acontecido. Los rostros de los caribeños transmitían impotencia y desesperación.

Y es que el palmarés de Cuba es impresionante, mirando las Copa Mundo y Olímpicos: ganó 25 de los 36 títulos de la primera y en los segundos, de cinco eventos, se alzó con la medalla de oro en tres ocasiones.

Tildar de ’fracaso’ a lo de Cuba en el Clásico es exagerado. La razón para no calificar así la eliminación está en el momento de Japón y Corea del Sur.

Primero fue en la final de 2006, en Petco Park, cuando los ’nipones’, con el abridor Daiske Matsusaka, se impusieron a Cuba, y dos años después, en los Juegos Olímpicos de Pekín, llegaron los coreanos a ganarle la medalla de oro a los caribeños.

En el primer duelo de la segunda ronda del Grupo 1 del presente Clásico, de nuevo Japón, otra vez con Matsusaka en el montículo, dominó y blanqueó a los de la ‘isla’. Y tres días después, los bates cubanos fueron silenciados otra vez.

Japón y Corea llegaron más fuertes a este Clásico, a ratificar su buen momento, ambos con un excelente pitcheo. En este aspecto son los mejores entre los semifinalistas. Los japoneses en la ofensiva son agresivos y oportunos, mientras que los coreanos no son ajenos al batazo largo.

La neblina que hizo presencia en San Diego acompañó la noche para olvidar de Cuba, y cerró un capítulo para darle paso a las nuevas potencias en el béisbol, las cuales ya no son una coincidencia sino una realidad.

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