Se desarrollaron los partidos de este miércoles en la Liga Colombiana de Béisbol Profesional (LCBP). Águilas de Bogotá y Tigres de Cartagena jugaron dos encuentros en el estadio 11 de Noviembre, que vio triunfar a cada una de las novenas. El primer choque fue para Tigres, 3-1, y el segundo se lo llevó Águilas, 7-3.
Potros de Medellín esta vez no consiguió la victoria en Montería y Leones lo superó 15-2. Caimanes de Barranquilla cayó 5-2 en su casa con Toros de Cali en un partido que no llegó a la novena entrada debido a la lluvia. Se detuvo en el octavo episodio.
Posiciones
1. Caimanes: 12 victorias 4 derrotas
2. Leones: 12 victorias 7 derrotas
3. Tigres: 8 victorias 8 derrotas
4. Águilas: 6 victorias 9 derrotas
5. Toros: 7 victorias 11 derrotas
6. Potros: 6 victorias 12 derrotas
Próximos partidos: viernes, sábado y domingo
Águilas - Toros
Caimanes - Tigres
Leones - Potros
Mánagers del Año en las Grandes Ligas
Liga Americana: Ron Gardenhire (Mellizos de Minnesota).
Liga Nacional: Bud Black (Padres de San Diego).
Cy Young
Liga Americana: Félix Hernández (Marineros).
Liga Nacional: Roy Halladay (Phillies).
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Por Twitter (@yankeerolo) siga lo que pasará durante el invierno en las Grandes Ligas, y el desarrollo del torneo de béisbol colombiano.
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miércoles, 17 de noviembre de 2010
Resultados del béisbol colombiano, y más reconocimientos en las Grandes Ligas
domingo, 3 de octubre de 2010
'Aprendí a lanzar con mi cabeza': Ernesto Frieri
Los Padres de San Diego fueron una de las sensaciones de la temporada regular que acabó este domingo. No lograron avanzar a la postemporada. Al final bajaron en picada el rendimiento. Sin embargo, la regularidad del resto del año les permitió acabar con marca 90-72, dos victorias menos que los campeones de la División Oeste, los Gigantes de San Francisco, y una menos que los Bravos de Atlanta, ganadores del Comodín.
Una de las razones que los mantuvieron con aspiraciones de clasificar fue el pitcheo joven. Entre éste, un colombiano se destacó: Ernesto Frieri. Entró al roster para la segunda mitad de la campaña y su brazo se ganó la confianza del entrenador Bud Black.
Las garantías del colombiano se reflejaron el domingo cuando los Padres caían 3-0 contra los Gigantes en el último y decisivo juego de la temporada. Frieri, con un hombre embasado y con cero outs, salió del bullpen para mantener la diferencia y evitar que los Gigantes se escaparan más. Siempre tomó la ventaja frente a los bateadores.
Frieri se consolidó en su segundo año en las Grandes Ligas a lo largo de 33 juegos y 31.2 entradas, en las cuales registró un ERA de 1.71, 41 ponches, 17 bases por bolas, siete carreras, seis de ellas limpias, ganó un encuentro y perdió otro.
“No hemos sido muchos los colombianos en las Grandes Ligas, y menos pitchers. Para fortuna mía, soy el segundo lanzador de Colombia que actúa en las mayores (el primero fue Emiliano Fruto). Hay que seguir cosechando eso para que sean más colombianos”, expresó el lanzador derecho de 25 años, quien hizo un balance de su destacada actuación.
Terminó su temporada con éxito, ¿está orgulloso de lo que hizo?
En la parte personal, muy contento y agradecido con Dios porque este año ha sido muy bueno, he aprendido muchas cosas, he tenido las oportunidades y las he aprovechado en un 100 por ciento. El cuerpo de entrenadores y los compañeros están felices conmigo. Me han acogido muy bien. Me he ganado el cariño y el respeto por mis condiciones a la hora de lanzar. Siempre soñé con este momento y ahora por lo que tengo trabajaré duro.
¿Demostró que sí puede actuar en Grandes Ligas?
Esa era la idea. Esperé por una oportunidad y se supo aprovechar para demostrar que tengo las condiciones para jugar en este béisbol y mantenerme por muchos años. Esa es mi aspiración, continuar por varias temporadas, representar a Colombia y llevarla a lo más alto en las Grandes Ligas.
¿Qué fue lo que más aprendió?
Aprendí a lanzar con mi cabeza, no solo con la parte física, a conocer a los diferentes bateadores y a usar mis pitcheos en las diferentes circunstancias. Así son las metas de los lanzadores estrellas. Ellos son inteligentes, piensan mucho, conocen a los bateadores y ejecutan. Se sigue aprendiendo.
¿Cuál fue el lanzamiento que le dio más éxito?
Tengo un buen brazo. Con mi recta, que se mueve alrededor de las 95 millas por hora, lo que hice este año fue ubicarla bajita y elevarla cuando lo necesitaba. Tengo el cambio y la curva, pero no recurro a ellos tanto como a la recta.
¿Qué pasó con el equipo?
La novena se apagó un poco y la situación se puso muy difícil. Las cosas habían salido muy bien en el resto del año. Los rivales pusieron las cosas más duras de lo normal. Siempre fuimos muy unidos y en los últimos juegos nos olvidamos de las pequeñas cosas para unirse y conseguir el triunfo.
¿Será difícil el otro año porque ya lo conocen?
Los peloteros acá se mantienen haciendo ajustes. Cada vez que me enfrento a un bateador por segunda vez hay que ajustar, al igual que él lo hace. Por eso este deporte es tan bonito, no se basa en la rutina. Cada quien trata de ponerse al nivel de uno para batear, en mi caso para ponchar. Es difícil, pero no imposible.
¿Cuál ha sido su momento más complicado?
Cada oportunidad es bien difícil, pero trato de tomarlo con la mayor calma posible para no perder la concentración y así sacar la entrada en cero. Enfrentar a un bateador de las Grandes Ligas es complicado porque la zona de strike es chiquita. Al igual que ellos, también soy Grandes Ligas y he hecho méritos para jugar acá. Por eso encuentro la manera para salir de los problemas y conseguir los outs.
¿Qué es lo que más extraña de Colombia?
A mi esposa, a mi familia, la costa, la comida, mis amistades, dormir en mi cama, todo. No cambio a mi país por nada del mundo.
¿Espera un gran recibimiento?
No creo. El año pasado cuando llegué a la Grandes Ligas me hicieron un gran recibimiento en mi pueblo, Sincerín (Bolívar). Fue muy especial y lo llevo en el corazón. Me ha dado fuerza para continuar. Sé que hay gente en ese pueblo deseando lo mejor para mí y rezando.
Sé que hay personas en Colombia pendientes de Ernesto Frieri, no solo mi familia y la gente de mi pueblo. Se han dado cuenta de lo que he hecho y confían más en mí. Ante eso me siento más comprometido. Esto motiva y da ánimo para seguir trabajando más duro. No los puedo defraudar.
¿Qué va a pasar en la temporada muerta?
No sé. El futuro mío en alguna liga invernal depende de los Padres. Si me dan la alternativa, me gustaría actuar en Colombia. Si no actúo, descansaré mi brazo y me alistaré para el otro año.
Audio: Escuche a Ernesto Frieri
LUIS ALBERTO TORRES
Especial para Yankees a 2.600 metros
San Francisco (E.U.)
iscltorres@aol.com
Una de las razones que los mantuvieron con aspiraciones de clasificar fue el pitcheo joven. Entre éste, un colombiano se destacó: Ernesto Frieri. Entró al roster para la segunda mitad de la campaña y su brazo se ganó la confianza del entrenador Bud Black.
Las garantías del colombiano se reflejaron el domingo cuando los Padres caían 3-0 contra los Gigantes en el último y decisivo juego de la temporada. Frieri, con un hombre embasado y con cero outs, salió del bullpen para mantener la diferencia y evitar que los Gigantes se escaparan más. Siempre tomó la ventaja frente a los bateadores.
Frieri se consolidó en su segundo año en las Grandes Ligas a lo largo de 33 juegos y 31.2 entradas, en las cuales registró un ERA de 1.71, 41 ponches, 17 bases por bolas, siete carreras, seis de ellas limpias, ganó un encuentro y perdió otro.
“No hemos sido muchos los colombianos en las Grandes Ligas, y menos pitchers. Para fortuna mía, soy el segundo lanzador de Colombia que actúa en las mayores (el primero fue Emiliano Fruto). Hay que seguir cosechando eso para que sean más colombianos”, expresó el lanzador derecho de 25 años, quien hizo un balance de su destacada actuación.
Terminó su temporada con éxito, ¿está orgulloso de lo que hizo?
En la parte personal, muy contento y agradecido con Dios porque este año ha sido muy bueno, he aprendido muchas cosas, he tenido las oportunidades y las he aprovechado en un 100 por ciento. El cuerpo de entrenadores y los compañeros están felices conmigo. Me han acogido muy bien. Me he ganado el cariño y el respeto por mis condiciones a la hora de lanzar. Siempre soñé con este momento y ahora por lo que tengo trabajaré duro.
¿Demostró que sí puede actuar en Grandes Ligas?
Esa era la idea. Esperé por una oportunidad y se supo aprovechar para demostrar que tengo las condiciones para jugar en este béisbol y mantenerme por muchos años. Esa es mi aspiración, continuar por varias temporadas, representar a Colombia y llevarla a lo más alto en las Grandes Ligas.
¿Qué fue lo que más aprendió?
Aprendí a lanzar con mi cabeza, no solo con la parte física, a conocer a los diferentes bateadores y a usar mis pitcheos en las diferentes circunstancias. Así son las metas de los lanzadores estrellas. Ellos son inteligentes, piensan mucho, conocen a los bateadores y ejecutan. Se sigue aprendiendo.
¿Cuál fue el lanzamiento que le dio más éxito?
Tengo un buen brazo. Con mi recta, que se mueve alrededor de las 95 millas por hora, lo que hice este año fue ubicarla bajita y elevarla cuando lo necesitaba. Tengo el cambio y la curva, pero no recurro a ellos tanto como a la recta.
¿Qué pasó con el equipo?
La novena se apagó un poco y la situación se puso muy difícil. Las cosas habían salido muy bien en el resto del año. Los rivales pusieron las cosas más duras de lo normal. Siempre fuimos muy unidos y en los últimos juegos nos olvidamos de las pequeñas cosas para unirse y conseguir el triunfo.
¿Será difícil el otro año porque ya lo conocen?
Los peloteros acá se mantienen haciendo ajustes. Cada vez que me enfrento a un bateador por segunda vez hay que ajustar, al igual que él lo hace. Por eso este deporte es tan bonito, no se basa en la rutina. Cada quien trata de ponerse al nivel de uno para batear, en mi caso para ponchar. Es difícil, pero no imposible.
¿Cuál ha sido su momento más complicado?
Cada oportunidad es bien difícil, pero trato de tomarlo con la mayor calma posible para no perder la concentración y así sacar la entrada en cero. Enfrentar a un bateador de las Grandes Ligas es complicado porque la zona de strike es chiquita. Al igual que ellos, también soy Grandes Ligas y he hecho méritos para jugar acá. Por eso encuentro la manera para salir de los problemas y conseguir los outs.
¿Qué es lo que más extraña de Colombia?
A mi esposa, a mi familia, la costa, la comida, mis amistades, dormir en mi cama, todo. No cambio a mi país por nada del mundo.
¿Espera un gran recibimiento?
No creo. El año pasado cuando llegué a la Grandes Ligas me hicieron un gran recibimiento en mi pueblo, Sincerín (Bolívar). Fue muy especial y lo llevo en el corazón. Me ha dado fuerza para continuar. Sé que hay gente en ese pueblo deseando lo mejor para mí y rezando.
Sé que hay personas en Colombia pendientes de Ernesto Frieri, no solo mi familia y la gente de mi pueblo. Se han dado cuenta de lo que he hecho y confían más en mí. Ante eso me siento más comprometido. Esto motiva y da ánimo para seguir trabajando más duro. No los puedo defraudar.
¿Qué va a pasar en la temporada muerta?
No sé. El futuro mío en alguna liga invernal depende de los Padres. Si me dan la alternativa, me gustaría actuar en Colombia. Si no actúo, descansaré mi brazo y me alistaré para el otro año.
Audio: Escuche a Ernesto Frieri
LUIS ALBERTO TORRES
Especial para Yankees a 2.600 metros
San Francisco (E.U.)
iscltorres@aol.com
lunes, 24 de mayo de 2010
Jackie Robinson: Pride of Baseball, Pride of the USA

Why is every 15th of April a special day in Major League Baseball? Why does every player use the number 42 on his jersey that day? Why can you see a memorable ceremony before the games are played that day? The answer to these questions is very short, but it's full of impact for baseball fans and American History: On April 15, 1947, a player changed the baseball history, ending a traditional discrimination in this sport that had been practiced since 1869, when the Major Leagues were created. That day in 1947 Jackie Robinson became the first black player to play in a Major League team.
He was born on January 31, 1919, in Cairo, Georgia, and then moved to California. His family wasn't extremely poor, but he grew up resisting and combating a sordid and racist society. Jackie never felt ashamed of being part of the black race in a segregated country and was eager and anxious to try to give the blacks the same rights as whites.
He went to high school and then to the University of California where he played basketball, baseball, football and ran. Unfortunately, he quit studying in 1941 because he had a meager amount of money so he couldn't afford to finish his studies. That was a miserable part of Jackie's life.
Due to this last situation, Robinson joined the Army, an organization that discriminated the blacks. He had a unforgettable experience when the soldiers asked him to move to the back of a bus. He didn't feel depressed, so he didn't allow them to deceive about his color and he also didn't complain about their insults. Consequently, his experience in the intolerant Army helped him to overcome it and get ready to go into the baseball world.
In 1944 he was able to go back to college at the Sam Huston College, and he assumed two roles on the basketball team because he was playing and coaching at the same time. Then, in 1945 Jackie's destiny changed because he received a letter from the Kansas City Monarchs asking him to play baseball.
He debuted in 1945 on that team, which wasn't a member of the Major Leagues. It was part of the Negro Leagues, an exclusive league for African-American players. His performance interested Branch Rickey, the Brooklyn Dodgers president, who signed him to the Montreal Royals, an affiliate team in the AAA.
Then, in 1946, Robinson reached an important goal: He played for the first time on a professional team. The Montreal Royals gave him the chance and he resisted hearing the crowd racist screams. Robinson's numbers beat the insults and the debut for him in the Majors was close.
He was finally called to play for the Brooklyn Dodgers. On April 15th of 1947, at the age of 28, he broke the racial barrier in the Majors. It was hard in the beginning because not only didn't the fans accept him, but also his teammates. He was used to challenging adversity and kept persevering. He never switched to another activity because he appreciated the challenge. He was opposed to the prohibition of black players and he became a memorable player.
His 10 year career finished and he had one World Series title, an MVP award and six All Star Game appearances. He deserved to be elected to the Baseball Hall of Fame and his name was finally written in Cooperstown in 1962. Furthermore, the number that he used, 42, was retired to remember him as an eternal legend.
His fight against racism wasn't only in the field, he insisted on working hard in favor of black's rights and supported Martin Luther King's ideas creating the Freedom National Bank of Harlem and the Jackie Robinson Construction Corporation. He decided to find money for the National Association for the Advancement of Colored People (NCAAP) and King's organization, the Southern Christian Leadership Conference.
He always looked forward to building a tolerant country. He didn't only leave his legacy in baseball. In 1972 the United States lost an important activist.
Sources
Enders, Eric. Jackie Robinson, College Basketball Coach. Austin American-Statesman. April 15, 1997. http://www.ericenders.com/jackieaustin.htm
Jackie Robinson Biography.
http://www.biography.com/articles/Jackie-Robinson-9460813
The Jackie Robinson Story. A Student Resource Guide. http://www.jackierobinson.org/pdf/Student%20Guide.pdf
Let's go Yankees!
¡Por la lucha XXVIII! ¡Todos a portar el 28!
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